Ficha Niños Grandes

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Críticas de Niños Grandes (1)


Mad Warrior

  • 11 Dec 2023

6



En el clímax los protagonistas enfrentan cara a cara diferentes conflictos: amistosos, conyugales y generacionales; podría llevar esta historia a un plano más dramático...sin embargo sucede bajo la bandera norteamericana y en 4 de Julio.
Así que, ¿cuál sería el único final posible?

Pues no hay otro que la alegre reconciliación familiar. Sin segundas intenciones porque no estamos ante una obra de John H. O“Hara, así se perfila la visión unilateral del todopoderoso Adam Sandler en la que fue su enésima colaboración con Dennis Dugan, un acercamiento para todos los públicos de su particular humor (curioso, ya que es cualquier cosa menos para todos los públicos) a partir de una idea concebida quince años atrás que hubo de esperar el momento adecuado y en base a pasar un buen rato con amigos de toda la vida.
Es fácil apreciar esa atmósfera en “Niños Grandes“, donde cuatro de sus cinco protagonistas masculinos militaron en Saturday Night Live como Sandler; un “flashback“ con ellos en los felices días de instituto tiene esa camaradería entrañable que lo envuelve todo. La actualidad, tres décadas después, halla el perverso reflejo de la vida de su guionista y actor estrella, transformado en agente de talentos de Hollywood (Feder) cuyos hijos parecen haber sido modelados a partir de las suyas propias, Sadie y Sunny; es una actualidad terrible para aquellos niños atléticos del prólogo, a quienes el guión transforma en arquetipos un tanto penosos.
El motivo de su reunión es precisamente la muerte de su mentor y entrenador, y cuando vemos a todos estos colegas de la vida real, además de sentirnos en mitad de una fiesta privada a la que nadie nos invitó, también se aprecia cómo juegan las apariencias de cara a la admiración ajena (el mejor ejemplo es Lamonsoff, quien se hace pasar por un pez gordo para no avergonzar a sus amigos). Sandler (Dugan simplemente encendió la cámara y dejó hacer a todos lo que quisieron...) nos propone un poco de desestructuración familiar y de pareja y ausencia del poder paterno sobre los hijos...
Pero sin ahondar en rincones oscuros ya que esto pasa por su filtro desenfadado, creyendo así que unos días todos juntos en un paisaje idílico servirá de reconstituyente espiritual. Pero uno de los grandes problemas es la acumulación de personajes, adultos e infantiles, y su nula profundización, definiéndolos el guión por el sistema del arquetipo: mientras los niños se postulan (sin excepciones) como los más repulsivos de la Historia del cine, los adultos (masculinos) no parecen reales, sino fotocopias de Sandler, cuyo humor, que a estas alturas ya sabemos lo ofensivo, irreverente y escatológico que es, falla en varias ocasiones al querer plantear “gags“ inesperados y estirarlos de más hasta desgastar la chispa inicial.

Es mucho más acertado su agudo comentario sobre ese choque generacional entre padres e hijos, esos niñatos de la generación “Z“ criados con el internet, los móviles y las redes sociales donde un guantazo es motivo de denuncia o trastorno psicológico (esto ayuda a empatizar más con los tres padres del film (Feder, Lamonsoff, McKenzie) ). Por otro lado el actor no desaprovecha la oportunidad para escaldar otros estereotipos y conductas sociales poco a poco aceptados y algunos por desgracia “normalizados“, a partir de otra faceta de su humor basado en la agresiva burla ajena (el tan norteamericano estilo de comedia “roast“).
Por ejemplo la educación peligrosamente permisiva con la que los niños/preadolescentes crecen hoy día, además de su insoportable aumento de la sensibilidad y la creencia de que todo lo anterior a su generación es desechable; esas madres jóvenes tan apegadas a sus hijos y (gracias al divertido personaje de Maria Bello) las que siguen amamantando a altas edades; esas personas vegetarianas/veganas que inducen a otros a seguir su mismo estilo de vida; o esas esposas autoritarias que desplazan a sus maridos hasta reducirlos a la nada en el seno del hogar. Sandler escupe azufre sobre todas estas cosas hasta quedar un panorama mucho más conservador y decente.

Pero incluso cuando expone las situaciones espinosas por las que pasan sus protagonistas, no hay un drama real ni traumas, y se resuelven de manera natural y amable para pasar rápido a los momentos divertidos y al gran partido final; es decir, los niños se quejan, pero terminan adaptándose, y las diferentes esposas también, para complacer a sus amargos maridos (¿no os parece preciosa la estampa?). Queda lo demás, los chistes y comparaciones de mal gusto, que vuelan cuales balas, las ocurrencias escatológicas y esos instantes de “sólo para divertirnos nosotros“.
Son momentos en los que el espectador no se ve realmente involucrado y observa atónito la sucesión de imbecilidades igual que los hijos, desde las constantes burlas a Rob Schneider, que hace bien de sí mismo, el juego de la flecha, las salidas desagradables de David Spade o la catarata de bromas sexuales, porque, ¿puede faltar esto en una comedia de Sandler?; ofensivo para muchos (no para un servidor) serán las repetidas bromas sobre la lactancia de Sally o el hincapié de la cámara por recrearse en los esculturales cuerpos de Madison Riley y Jamie Chung (¿dónde más podría acabar la Chi-chi de “Dragon Ball Evolution“?).

Pero una de las alusiones que menos me gustan y más se repiten, y aquí Sandler sí pone mucho de sí mismo, es que todo va de perlas desde la perspectiva de un millonario y también para los que están cerca de él. Por eso los rivales de instituto de Feder son una panda de desgraciados decadentes, porque es mejor tener a un millonario sinvergüenza de amigo.
Sí, no tiene miedo de exhibirse como es en los abofeteos continuos a Schneider o en la persistencia de sus mentiras a su esposa y amigos. Pero el film termina siendo un placer culpable, de principio a fin, y uno queda con una sensación de agria satisfacción; el actor sabe que eso le gusta al público, y bien quedó demostrado con una taquilla millonaria. A veces está bien reírse como un subnormal de otros subnormales...pero sólo a veces.



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